ROCKOTENANGO
SIN TEMOR Y SIN PENA. . .
Definitivamente, hay que armarse de una buena dosis de valor y seguridad en si mismo para poder enfrentarse a la vida, al público y a la crítica para sacar a la luz un material discográfico con este nombre “Sin Temor y Sin Pena” y siendo este el sexto disco de la banda es muy fácil darse cuenta de la madurez musical con la cual se produjo. Temas sencillos, nada de excesos, muy poca utilización de teclados y ante todo una atmósfera de armonía y espiritualidad, la constante dualidad amor y odio, guitarras con poca distorsión y secuencias muy leves, batería bastante rítmica y una voz menos contestataria y más pulida o apaleada por el paso de los años.
Así es mi amigo lector, esta vez estoy hablando de Bohemia Suburbana que en lo personal considero una de las más grandes bandas de rock guatemalteco, seguramente muchos nos quedamos con las imágenes y notas de aquel famoso disco en donde se incluían el tema más sonado de esta agrupación Peces e Iguanas, pero el tiempo ha transcurrido y les ha pasado factura a Giovanni y compañía, quienes luego de unos tres o cuatro años de estar aislados se embarcaron en la aventura de realizar una producción que lo único que buscaba era dejar plasmado el talento de los cinco integrantes de la banda. Esta vez lo menos que se perseguía era la fama o el reconocimiento masivo (según palabras del propio Giovanni Pinzón en una entrevista brindada a un medio escrito).
En algún lugar de la memoria quedan las palabras de los “Bohemios” cuando les entrevisté para “Nixtamalrock” y les cuestionaba “que se siente ser la banda más alternativa de Guatemala?” Y las palabras del guitarrista Alvaro Rodríguez fueron las siguientes: “Eso de alternativo, como que ya cayó en un cliché, porque nosotros la verdad somos algo así como un poco curiosos y nos gusta jugar con las notas, los sonidos, las texturas de la música, pero para nada nos consideramos una banda altenativa” De esa entrevista como si nada han pasado 9 años, y creo que las palabras de aquellos días son validas hoy.
Sin Temor y Sin Pena, es un material muy íntimo, realizado con la idea de satisfacer al propio artista, lo que se pudo notar a la hora de sacarlo al mercado, muy poca promoción, la difusión realizada en medios electrónicos a manera de sugerencia y que el público se encargara de regar la bola, los conciertos de lanzamiento que han sido solo dos en nuestro país, uno en la ciudad capital y el otro en Quetzaltenango fueron éxitos rotundos, pero hasta allí llegaron. La grandeza de Bohemia Suburbana radica en su capacidad de convocatoria sin hacer tanta bulla, como cuando iniciaron, en un lugar del espectro Underground de la escena rockera guatemalteca.
De los once temas incluidos en este buen material, bien vale la pena rescatar la pista uno titulada “Serenidad” una manifestación del grado de madurez alcanzado por la banda tanto en lo musical como en lo personal. A manera de balada pop rock aparece el tema “Quiero decir” que es el reconocimiento de los sentimientos internos y la necesidad de poder expresarlos sin caer en los estribillos tradicionales de los temas de amor. Un tema con ese sello clásico de Bohemia es “Sobrevolar” que con los rifs nos hace recordar los primeros acordes de los músicos cuando eran mucho más experimentales. En el umbral del material encontramos un track titulado “Relájate Mujer” con un toque semi acústico y con la finalidad de llamar a la reflexión de temas que siempre son objeto de discusión.
Sin duda alguna no puedo dejar de de mencionar el tema insignia de este material, el cual lleva por título “El diablo” y que estuvo sonando con alguna continuidad en algunas emisoras que aún se atreven a programar rock chapín, una exaltación a esa dualidad moral y espiritual que todo o casi todo ser humano tiene.
Así que esta vez Sin Temor y Sin Pena, talvez no alcanzará la consagración de los otros materiales existentes de esta banda, pero eso dependerá de los fans que tenga Bohemia Suburbana. Como siempre, le invito a que escuche el material y que saque sus propias conclusiones, tómese unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos para escucharlo disfrútelo, digiéralo y emita su propio juicio.
Hasta la próxima. . .
Luis Carlos Pinzón
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